Levantar la memoria a nuestra vida es escribirla, para despertarse soñando, sin dejar de soñarse, para ser libre y dueño de nuestro propio destino.
(maravillas, "el secreto de la flor de oro", mayo 2004)




Para ti: ¡Poeta!


Por cada pulsión que mana
del verbo de tus versos,
laten en mi corazón dos besos:
uno, se escapa por mis pupilas
para bailar con ellos;
el otro, más revoltoso,
busca humedecer tus labios,
desafiando al viento.

¡Déjame acariciar tus manos, poeta!
Sí ¡Esas! Las que escriben versos,
y aproximar mis labios a tus dedos...
¡Para jugar con ellos!

Abrir las palmas de tus manos
como si fuera el cielo,
y entre los surcos que la vida deja
depositar el latido de un beso.


Y en homenaje a todos aquellos hombres y mujeres que perdieron su vida por luchar por el respeto, la justicia y la libertad de los pueblos, por salvar la nuestra dejo los versos del poeta:

LA POESÍA ES UN ARMA CARGADA DE FUTURO

Cuando ya nada se espera personalmente exaltante,
mas se palpita y se sigue más acá de la conciencia,
fieramente existiendo, ciegamente afirmado,
como un pulso que golpea las tinieblas,

cuando se miran de frente
los vertiginosos ojos claros de la muerte,
se dicen las verdades:
las bárbaras, terribles, amorosas crueldades.

Se dicen los poemas
que ensanchan los pulmones de cuantos, asfixiados,
piden ser, piden ritmo,
piden ley para aquello que sienten excesivo.

Con la velocidad del instinto,
con el rayo del prodigio,
como mágica evidencia, lo real se nos convierte
en lo idéntico a sí mismo.

Poesía para el pobre, poesía necesaria
como el pan de cada día,
como el aire que exigimos trece veces por minuto,
para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.

Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan
decir que somos quien somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
Estamos tocando el fondo.

Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.

Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren
y canto respirando.
Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas
personales, me ensancho.

Quisiera daros vida, provocar nuevos actos,
y calculo por eso con técnica qué puedo.
Me siento un ingeniero del verso y un obrero
que trabaja con otros a España en sus aceros.

Tal es mi poesía: poesía-herramienta
a la vez que latido de lo unánime y ciego.
Tal es, arma cargada de futuro expansivo
con que te apunto al pecho.

No es una poesía gota a gota pensada.
No es un bello producto. No es un fruto perfecto.
Es algo como el aire que todos respiramos
y es el canto que espacia cuanto dentro llevamos.

Son palabras que todos repetimos sintiendo
como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado.
Son lo más necesario: lo que no tiene nombre.
Son gritos en el cielo, y en la tierra son actos.
(Gabriel Celaya)



El escozor humano del poeta es lo que nos salva ¡Nada más y nada menos! Para que no se nos muera el verso en el equívoco de un público profano. Y por fortuna llueve, una ducha de versos desnuda se desboca en defensa de anhelos, casi enloquecida, tan humana, tan viva como el día, tan suelta, libre y desprendida, como una amapola, acostumbrada, sin ceder en nada, a doblarse ante la fuerza montaraz del viento, para continuar con su dignidad erguida, salpicando de color el pecho de la tierra. maravillas
(Comentario inspirado ayer, 11.12.06, en un poema de BaronRojo

Poemario "Tras la tierra sin mal"
(Pablo Armando Fernández.
Premio Nacional de Literatura)

Fuente de vida
(Para Alicia Cora, dedicado)

I

De súbito, se hace evidente el canto
en la voz de los libros recobrados
Libres de todo represivo manto
que los mantuvo solos, alojados
en un inexistente trono santo,
sometidos a la mudez, burlados.
En espera de manos que acudieran
a rescatarlos, todo ensueño eran.

II

No siempre el abandono es sepultura.
La cubierta parece amortecida,
más, el canto le escolta la postura
por debajo y alza con voz florida
dulce compás que alegra más la altura
a la que ha de llegar enternecida.
Atendamos su canto, las estrellas
nos entregarán sus irradiantes huellas.


III

Recuperar su voces restituye
secuencias del pasado y desvelos
que en lo cantado sobrevive y fluye
revelando cuánto supultan velos
al corazón, que la mente influye,
para alzar la verdad hasta los cielos,
donde razón y luz el canto entonan
con voces que el saber libre
coronan

(Barinas, 4 de octubre de 2005)

IV

¿Cómo explicar los rumbos recorridos
sin temer los opuestos entre luces?
Pues alerta mantuve los sentidos,
que distancian las flores de las cruces,
y no enfrentan las memorias a olvidos
que acarrean al espíritu frunces.
Lo visto y lo escuchado es todo canto
que en la palabra entrega culto encanto.


V

Los libros que otorgan compañía
instituyen en nuestro ser un alto hado
que es en el devenir amparo y guía
hacia el punto do mora lo esperado:
la familia que en siglos se reunía
consagrada a salvar el bien ganado
por amor en los siglos transcurridos
a memorias que invalidan olvidos

(Bogotá, 10 de octubre de 2005)

VI

Aquí encontrarás a alguien que has sido,
simiente de otros grupos familiares,
que componen el mismo árbol florido.
Mas, no reconocerse en estos lares
es natural, no corresponde a olvido.
Se te apilan conjuntos similares
en suelos y entidades diferentes
que impiden recordarte justamente.

VII

Si entre nosotros, ahora en un deber
hallar en lo diverso la unidad,
que reclama la lengua a nuestro ser
digno de consagrarse a la verdad.
Aceptar nuestro origen es crecer,
con amor que aborrece la maldad.
En los niños que se despiden veo
fe y esperanza; más en el amor creo.

VIII

En estas tierras nuestras que transito,
llega de otras distantes el cantar,
de ancestros que recorren lo infinito,
para que conservemos el andar
los oficios que conciernen al rito
en evoluciones del peregrinar.
Dar vueltas en los rumbos de la vida
es retornar tras cada despedida.

(Bogotá, 12 de octubre de 2005)


Ocho estrofas, (octavas reales) a mí dedicadas en su poemario "Tras la tierra sin mal" Pablo Armando Fernández.

¡Gracias eternas, Pablo, Poeta y amigo!


Por último, recordar que, la palabra es la huella indeleble de la memoria colectiva, y la Literatura el arte de escribirla.
(maravillas, 24.VIII.07)